“Durante el primer semestre de 2013 realicé un programa de intercambio en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. No es normal que un colombiano vaya a Sudáfrica, y pensé que sería una experiencia agradable y diferente. Y en realidad fue la mejor experiencia que pude haber tenido. Aprendí mucho más de lo que esperaba.
Viví en una increíble familia anfitriona, y me enseñaron mucho sobre su cultura y sus formas de vida, que en realidad no eran tan diferentes a las de mi ciudad natal. Me abrieron sus puertas y me hicieron sentir parte de la familia. Además de mi familia anfitriona, conocí a muchas personas agradables en la escuela, a donde fui durante el intercambio. Hice amistades más fuertes en seis meses de las que pude haber hecho aquí en toda una vida. Conocí personas que nunca olvidaré y estuve en lugares que siempre recordaré.
Aunque la cultura no es tan diferente como la cultura en Colombia, tuve una vida completamente diferente allí. Iba a la escuela caminando y vivía cerca de la playa. Utilizaba el transporte público, mientras que en Colombia estoy acostumbrado a llegar a todos lados en coche. Fue increíble tomar el tren y el taxi. Me ayudó a ser más independiente.
Ciudad del Cabo es una ciudad hermosa y enorme. Al principio nunca pensé que podría llegar a ningún lugar solo. Pero en realidad fue muy fácil tomar el transporte público y tuve la oportunidad de ver hermosos lugares por mi cuenta.
A veces es triste mirar atrás y pensar en la increíble gente que conocí y dejé allí. Pero tengo la suerte de tener esos hermosos recuerdos, y nunca cambiaría esta experiencia por nada.
Alguien me dijo una vez que todos los que van a Sudáfrica dejan una parte de su corazón allí. Pensé que estaba exagerando, pero en el momento en que dejé Sudáfrica supe que tenía razón, y una parte de mi corazón se quedó atrás.